lunes, 25 de julio de 2011

¿ ESQUIZOQUÉ?: LA HISTORIA DE LA PSIQUIATRIA

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martes, 19 de julio de 2011

PSICOANALISIS: ¿Qué enseñó el Buda?

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¿Qué enseñó el Buda?

                      ¿Qué enseñó el Buda?

Hablando en términos occidentales, Gautama el Buda es sin duda el más "científico" de todos los Maestros ascendidos. El camino que descubrió al iluminarse a los 36 años y que enseñó compasiva e incansablemente durante otros 45 antes de ascender a la edad de 80 años, es el más "racional" y el más "científico" de todos los sistemas que nos han sido legados.
Tal como recomienda la primera inscripción del templo de Delfos, "Conócete a ti mismo", todo lo que hizo Gautama Siddartha el Buda fue observar con atención y ecuanimidad total la conciencia humana a través de su propia conciencia. Es decir, se observó a sí mismo hasta llegar a conocerse.

A partir de dicha observación desarrolló, entre otras cosas,  un modelo de la mente vista como un proceso que se basa en la sucesión ininterrumpida de cuatro funciones principales:
1) consciencia (viñana): la parte receptora de la mente que se limita a registrar la ocurrencia de las cosas
2) percepción (saña): la parte evaluadora que juzga el hecho ocurrido, clasificándolo y juzgándolo como positivo o negativo
3) sensación (vedana): la parte que genera una sensación corporal agradable o desagradable de acuerdo al resultado de la evaluación del hecho.
4) reacción (sankhara): la parte que reacciona con aversión o apego en función de la sensación.
De acuerdo a la observación de Gautama, estas cuatro funciones mentales son todavía más breves que las efímeras kalapas que componen la realidad material, de tal suerte que nunca tenemos conciencia de lo que ocurre cada vez que los sentidos corporales entran en contacto con alguna cosa. Por ejemplo, si al oído llega el sonido producido por las palabras "¡Eres un inútil!", inmediatamente la conciencia registra el hecho, la percepción clasifica las palabras como algo negativo y experimentamos una sensación corporal desagradable que nos hace reaccionar produciendo un sankhara de aversión contra lo que estamos escuchando, pues deseamos que se detenga eso que nos desagrada; por el contrario, si escuchamos un halago que la percepción evalúe como algo positivo, experimentamos una sensación corporal agradable y generamos un sankhara de agrado deseando más de eso que nos ha producido placer.

¿Cuál es la fuente del sufrimiento según el Buda?
La memoria de todos los sankaras que ha producido una mente se encuentra acumulada en el cuerpo y esta acumulación va generando reacciones cada vez más marcadas y automáticas, ya que sañña, la percepción, aprovecha el acervo de experiencias pasadas para evaluar y clasificar cualquier fenómeno nuevo.
Las reacciones pasadas se convierten en puntos de referencia con los que tratamos de comprender una experiencia nueva que juzgamos y clasificamos de acuerdo a nuestros sankharas pasados. Así es como las reacciones antiguas de codicia y aversión condicionan nuestra percepción del presente y nos vemos envueltos en un círculo vicioso, en lo que se conoce como la rueda del Samsara. De tal suerte que el karma, la verdadera causa del sufrimiento, es producto de la reacción condicionada de la mente.
¿Cuál es la relación de la meditación con la liberación?
Gautama el Buda dijo: "Cualquier sufrimiento que surja, tiene una reacción por causa. Si todas las reacciones cesan, entonces no hay más sufrimiento". Entre las herramientas que enseñó a sus contemporáneos para detener la reacción y alcanzar la liberación, se encuentra una sencilla y poderosa técnica para desarrollar la capacidad de contemplar las cosas tal como son. Esta técnica se conoce como meditación Vipassana que significa "visión cabal" y consiste en trabajar erosionando poco a poco las respuestas condicionadas hasta liberar totalmente a la mente. Un camino racional y paciente.
Para practicar Vipassana sólo hay que observar con atención y ecuanimidad las sensaciones en todo el cuerpo. Estas sensaciones se experimentan debido a la infinita variedad de combinaciones de las cualidades básicas de la materia -masa, cohesión, temperatura y movimiento- que presentan las partículas subatómicas llamadas kalapas.
Cuando se adquiere la capacidad de observar cualquier sensación sin reaccionar ante ella, la mente empieza automáticamente a penetrar más allá de la realidad aparente del dolor hasta alcanzar su naturaleza sutil que no consiste más que en vibraciones que surgen y desaparecen a cada instante. Así es como se adquiere la conciencia de  que todo tiene un tiempo de duración determinado pasado el cual se termina y surge algo nuevo. A esta única constante que es el cambio, se le llama anicha, impermanencia. Cuando finalmente se experimenta la realidad sutil, la conciencia del anicha permite vivenciar la inutilidad del apego y se alcanza la liberación del sufrimiento.
Entre las consecuencias secundarias de practicar esta técnica de meditación se encuentran la relajación mental y la eliminación de viejos sankharas acumulados. Al observar objetiva y desapasionadamente cualquier sensación corporal, mientras no haya ninguna reacción, no se crea ningún sankhara nuevo y cualquier sankhara viejo que se experimente en forma de sensación, desaparece. Al momento siguiente otro sankhara del pasado surge en forma de sensación y si no hay reacción, éste también desaparece. De esta forma, mientras se observa con atención todo lo que ocurre manteniendo la ecuanimidad, se permite que las reacciones acumuladas alcancen una tras otra la superficie de la mente manifestándose como sensaciones que van siendo gradualmente erradicadas.
Como consecuencia secundaria de aprender a observar las sensaciones sin reaccionar ante ellas, la mente se reprograma a sí misma permitiéndose actuar con plena conciencia en lugar de reaccionar automáticamente frente a los acontecimientos.
Es por ello que todo el esfuerzo se basa en aprender a no reaccionar, a no producir un nuevo sankhara cuando aparece la sensación y comienza la sensación de agrado o desagrado. Si hay conciencia en ese momento efímero y se detiene la reacción, uno se limita a observar la sensación, ésta no se intensifica hasta transformarse en deseo o aversión y no se convierte en una emoción intensa que termina por dominar a la mente conciente, sino que simplemente desaparece.
Aunque al principio esta conciencia se logra sólo por unos breves instantes, esos momentos son muy poderosos porque ponen en marcha un proceso inverso, el de la purificación. Y así poco a poco, con la práctica, los segundos se convierten en minutos y los minutos en horas hasta que finalmente queda erradicado el viejo hábito de reaccionar y la mente permanece siempre en paz. Ésta es una forma efectiva en que puede detenerse el sufrimiento, según lo comprobó Gautama el Buda.
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¿Dónde y cómo se puede aprender la meditación Vipassana?
Cuenta una leyenda que la tierra dorada, el territorio de lo que actualmente es Birmania, fue destinada desde tiempos de Gautama el Buda a guardar la gema preciada que es el Vipassana manteniendo intacta su técnica hasta que, después de dos milenios y medio, regresara a la India para expandirse desde allí a todo el mundo.
Coincidiendo con esta leyenda, fue precisamente el millonario industrial birmano, N. S. Goenka, quien comenzara a expandir la práctica de la Vipassana en 1976. Aquejado de una incurable migraña, después de acudir a las mejores clínicas de todo el mundo, a este noble hombre le recomendaron que probara una técnica de meditación que enseñaban algunos maestros birmanos. Catorce años después, convertido en Maestro de Vipassana, viajó a India para enseñar esta técnica a sus padres y a un reducido grupo de amigos suyos, quienes a su vez quisieron que sus propios familiares recibieran la misma instrucción de Goenka. Y allí comenzó la larga cadena que ha llevado a diseminar el Vipassana como pólvora por todo el territorio hindú y que efectivamente ya ha comenzado a expandirse prácticamente a todo el globo terrestre.

Los cursos intensivos de Vipassana
Si uno quiere recibir la instrucción del Vipassana con toda la fuerza de su pureza, es necesario tomar un curso intensivo de 10 días a cargo de Goenka o alguno de sus Maestros o Maestros Asistentes. Durante este tiempo, el estudiante vive la vida de un monje ya que por un lado acepta acatar las normas del curso practicando diversas abstinencias y por otro, subsiste de la caridad ya que durante todo el periodo de entrenamiento será alojado, servido y alimentado gracias a la buena voluntad de otros estudiantes antiguos quienes deseosos de compartir los beneficios de esta técnica con otros, han donado dinero, tiempo y esfuerzo para que nuevos cursos sean posibles.
Temporalmente convertido en monje o monja, el estudiante de Vipassana observa rigurosamente sila (conducta ética), práctica samadhi (concentración de la mente), y adquiere paña (sabiduría).
El Código de Disciplina estipula los cinco preceptos siguientes:
  1. Abstenerse de matar a cualquier criatura
  2. Abstenerse de robar
  3. Abstenerse de toda actividad sexual
  4. Abstenerse de mentir
  5. Abstenerse de todo tipo de intoxicantes
Asimismo hay que acatar la disciplina, la guía y las instrucciones del profesor, observar silencio absoluto durante los 10 días (excepto durante las entrevistas con los profesores o en casos de emergencia), abstenerse de cualquier contacto físico o visual con los compañeros, conformarse con la comida vegetariana, privarse de cualquier distracción o contacto con el exterior, respetar el horario que comienza a las 4 y media de la mañana y termina a las 9 de la noche, y suspender durante el curso entero todo tipo de ejercicio y práctica religiosa que normalmente lleve a cabo. 

 

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sábado, 16 de julio de 2011

PSICOANALISIS: SUEÑOS Y NEUROSIS

PSICOANALISIS: SUEÑOS Y NEUROSIS: "de Esperanza Vela Juarez , el Sábado, 02 de abril de 2011 a las 12:37 Carl Gustav Jung sostiene en su libro “Teoría del Psicoanálisis”, que..."

SUEÑOS Y NEUROSIS

de Esperanza Vela Juarez, el Sábado, 02 de abril de 2011 a las 12:37

Carl Gustav Jung sostiene en su libro “Teoría del Psicoanálisis”, que a través de los sueños se hacen conscientes elementos que no son conscientes, pues si asociamos esas imágenes con ideas relacionadas por el sujeto, podremos identificar que tienen su origen en su pasado remoto, que permanecían inconscientes.
La técnica para interpretar estos contenidos inconscientes es sugeririendo al paciente que trate de recordar de dónde pueden provenir los elementos aparentemente desconocidos que aparecen en su sueño.
Algunos de esos contenidos, es evidente que provienen de experiencias de la vigilia, principalmente sucesos que se olvidan por su insignificancia y que pasan al inconsciente, pero también aparecen reproducciones con una relación de significado.
El contenido de los sueños consiste generalmente en representaciones dispares muy difíciles de comparar, porque además de su significado consciente o manifiesto posee otro significado histórico individual, lantente, que puede ser diferente.
Los sueños presentan paralelismos históricos, inclusive los más ignorados y son simbólicos, producto de una constelación inconsciente; y como dijo Freud constituyen el mejor camino al inconsciente.
Existen además del sueño, otros efectos producidos por las constelaciones inconscientes, como los fenómenos que Jung denomina complejos.
Las causas más evidentes de las perturbaciones neuróticas, demuestran ser estas constelaciones, tanto conscientes como inconscientes o complejos, relacionados con lo afectivo.
El mismo sujeto es el que debe descubrir la relación que puede existir entre su perturbación y sus complejos afectivos, y esta es la forma de obtener el material histórico de la perturbación.
Las asociaciones de ideas que pueden hacer los seres humanos, siempre tienen algún sentido inconsciente que generalmente representan interferencias de complejos, como por ejemplo los actos fallidos, los olvidos, las equivocaciones, etc.
Todos estos fenómenos son puertas de acceso al inconsciente.
Cuando los actos fallidos se acumulan, se trata de una neurosis que es un gran acto fallido debido a algún complejo o constelación inconsciente.
Por esta razón la asociación de ideas es un medio adecuado para penetrar en el inconsciente, representando una técnica con la que se puede obtener una cantidad de actos fallidos que pueden ser útiles para conocer el inconsciente.
En los adultos, las fantasías conscientes suelen ser individualísimas, pero no pasa lo mismo con las fantasías inconscientes que también son variadas pero menos individuales, porque aparecen en personas distintas y son constantes, como por ejemplo, representaciones que se relacionan con ideas que se pueden encontrar en la mitología y en las religiones.
Según Jung, el símbolo central del Cristianismo es el sacrificio, que tiene un papel importante en las fantasías inconscientes y que la escuela vienesa denomina complejo de castración.
En la niñez, la fantasía más frecuente es el complejo de Edipo en el varón o de Electra en el caso de las niñas; aunque a Jung este término le resulta inadecuado al no identificar la sensación de placer con la sexualidad, pero los celos sí pueden tener un papel importantísimo, siendo el símbolo de la separación el sacrificio.
Si la persona no logra esta separación se convierte en un conflicto, que posteriormente dan lugar a una serie de perturbaciones neuróticas.
Fuente: Teoría del Psicoanálisis, de Carl Gustav Jung, Ed. Plaza y Janés S.A., España, 1961

SUEÑOS Y NEUROSIS de Esperanza Vela Juarez, el Sábado, 02 de abril de 2011 a las 12:37 Carl Gustav Jung sostiene en su libro “Teoría del Psicoanálisis”, que a través de los sueños se hacen conscientes elementos que no son conscientes, pues si asociamos esas imágenes con ideas relacionadas por el sujeto, podremos identificar que tienen su origen en su pasado remoto, que permanecían inconscientes. La técnica para interpretar estos contenidos inconscientes es sugeririendo al paciente que trate de recordar de dónde pueden provenir los elementos aparentemente desconocidos que aparecen en su sueño. Algunos de esos contenidos, es evidente que provienen de experiencias de la vigilia, principalmente sucesos que se olvidan por su insignificancia y que pasan al inconsciente, pero también aparecen reproducciones con una relación de significado. El contenido de los sueños consiste generalmente en representaciones dispares muy difíciles de comparar, porque además de su significado consciente o manifiesto posee otro significado histórico individual, lantente, que puede ser diferente. Los sueños presentan paralelismos históricos, inclusive los más ignorados y son simbólicos, producto de una constelación inconsciente; y como dijo Freud constituyen el mejor camino al inconsciente. Existen además del sueño, otros efectos producidos por las constelaciones inconscientes, como los fenómenos que Jung denomina complejos. Las causas más evidentes de las perturbaciones neuróticas, demuestran ser estas constelaciones, tanto conscientes como inconscientes o complejos, relacionados con lo afectivo. El mismo sujeto es el que debe descubrir la relación que puede existir entre su perturbación y sus complejos afectivos, y esta es la forma de obtener el material histórico de la perturbación. Las asociaciones de ideas que pueden hacer los seres humanos, siempre tienen algún sentido inconsciente que generalmente representan interferencias de complejos, como por ejemplo los actos fallidos, los olvidos, las equivocaciones, etc. Todos estos fenómenos son puertas de acceso al inconsciente. Cuando los actos fallidos se acumulan, se trata de una neurosis que es un gran acto fallido debido a algún complejo o constelación inconsciente. Por esta razón la asociación de ideas es un medio adecuado para penetrar en el inconsciente, representando una técnica con la que se puede obtener una cantidad de actos fallidos que pueden ser útiles para conocer el inconsciente. En los adultos, las fantasías conscientes suelen ser individualísimas, pero no pasa lo mismo con las fantasías inconscientes que también son variadas pero menos individuales, porque aparecen en personas distintas y son constantes, como por ejemplo, representaciones que se relacionan con ideas que se pueden encontrar en la mitología y en las religiones. Según Jung, el símbolo central del Cristianismo es el sacrificio, que tiene un papel importante en las fantasías inconscientes y que la escuela vienesa denomina complejo de castración. En la niñez, la fantasía más frecuente es el complejo de Edipo en el varón o de Electra en el caso de las niñas; aunque a Jung este término le resulta inadecuado al no identificar la sensación de placer co


de Esperanza Vela Juarez, el Sábado, 02 de abril de 2011 a las 12:37
Carl Gustav Jung sostiene en su libro “Teoría del Psicoanálisis”, que a través de los sueños se hacen conscientes elementos que no son conscientes, pues si asociamos esas imágenes con ideas relacionadas por el sujeto, podremos identificar que tienen su origen en su pasado remoto, que permanecían inconscientes.
La técnica para interpretar estos contenidos inconscientes es sugeririendo al paciente que trate de recordar de dónde pueden provenir los elementos aparentemente desconocidos que aparecen en su sueño.
Algunos de esos contenidos, es evidente que provienen de experiencias de la vigilia, principalmente sucesos que se olvidan por su insignificancia y que pasan al inconsciente, pero también aparecen reproducciones con una relación de significado.
El contenido de los sueños consiste generalmente en representaciones dispares muy difíciles de comparar, porque además de su significado consciente o manifiesto posee otro significado histórico individual, lantente, que puede ser diferente.
Los sueños presentan paralelismos históricos, inclusive los más ignorados y son simbólicos, producto de una constelación inconsciente; y como dijo Freud constituyen el mejor camino al inconsciente.
Existen además del sueño, otros efectos producidos por las constelaciones inconscientes, como los fenómenos que Jung denomina complejos.
Las causas más evidentes de las perturbaciones neuróticas, demuestran ser estas constelaciones, tanto conscientes como inconscientes o complejos, relacionados con lo afectivo.
El mismo sujeto es el que debe descubrir la relación que puede existir entre su perturbación y sus complejos afectivos, y esta es la forma de obtener el material histórico de la perturbación.
Las asociaciones de ideas que pueden hacer los seres humanos, siempre tienen algún sentido inconsciente que generalmente representan interferencias de complejos, como por ejemplo los actos fallidos, los olvidos, las equivocaciones, etc.
Todos estos fenómenos son puertas de acceso al inconsciente.
Cuando los actos fallidos se acumulan, se trata de una neurosis que es un gran acto fallido debido a algún complejo o constelación inconsciente.
Por esta razón la asociación de ideas es un medio adecuado para penetrar en el inconsciente, representando una técnica con la que se puede obtener una cantidad de actos fallidos que pueden ser útiles para conocer el inconsciente.
En los adultos, las fantasías conscientes suelen ser individualísimas, pero no pasa lo mismo con las fantasías inconscientes que también son variadas pero menos individuales, porque aparecen en personas distintas y son constantes, como por ejemplo, representaciones que se relacionan con ideas que se pueden encontrar en la mitología y en las religiones.
Según Jung, el símbolo central del Cristianismo es el sacrificio, que tiene un papel importante en las fantasías inconscientes y que la escuela vienesa denomina complejo de castración.
En la niñez, la fantasía más frecuente es el complejo de Edipo en el varón o de Electra en el caso de las niñas; aunque a Jung este término le resulta inadecuado al no identificar la sensación de placer con la sexualidad, pero los celos sí pueden tener un papel importantísimo, siendo el símbolo de la separación el sacrificio.
Si la persona no logra esta separación se convierte en un conflicto, que posteriormente dan lugar a una serie de perturbaciones neuróticas.
Fuente: Teoría del Psicoanálisis, de Carl Gustav Jung, Ed. Plaza y Janés S.A., España, 1961

jueves, 7 de julio de 2011

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PSICOANALISIS: SARTRE Y EL PSICOANALISIS

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SARTRE Y EL PSICOANALISIS

Sartre y el psicoanálisis
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“Uno es lo que hace con lo que uno es”, sentenciaba Jean Paul Sartre. Foto: Archivo El Litoral
Luis Guillermo Blanco
Una de las frases más mencionadas del filósofo existencialista y literato francés Jean Paul Sartre (1905-1980) dice: ‘Uno es lo que hace con lo que uno es. No importa lo que la historia ha hecho con el hombre, sino lo que el hombre hace con lo que la historia ha hecho con él.‘ Pero se suele citar a su primer o segundo párrafo por separado, y efectuar algún desarrollo (psicológico, ético u otro) a su respecto. Esto es un error, pues es su primer párrafo el que le da sentido al resto de la frase, que no puede ser antojadizamente separada.
Porque Sartre consideró que el ser humano está ‘condenado a ser libre‘, es decir, arrojado a la acción y responsable plenamente y sin excusas de aquella, concibiendo a la existencia humana como existencia consciente y al ser humano como un ser que debe hacerse a sí mismo. Por ello, ese “hacerse” alude a una cuestión de elecciones ‘históricas‘ y conscientes, basadas en la propia experiencia. Porque Sartre siempre rechazó la noción de “lo inconsciente”, particularmente la planteada por Freud, arguyendo que lo inconsciente era un criterio “característico del irracionalismo alemán”. Opinando que lo inconsciente era irracional, oponiéndose a que un sistema filosófico se fundara fuera de la razón (es decir, nunca comprendió la esencia del psicoanálisis), y por tanto, a una psicología que se basara en un “irracionalismo”.
No hay para Sartre ningún enigma oculto. Todo está en la conciencia. Pero pese a ello, puede haber “misterios a la luz del día”, pues conciencia y conocimiento no son forzosamente la misma cosa. La conciencia es conciencia de algo, a la vez que conciencia de si, y por ende, conciencia de la libertad que ella es. La conciencia de la libertad es la angustia, y la angustia de la libertad nace de la indeterminación, de la imprevisibilidad. Cualquier elección, cualquier acto de libertad situacional, responde a un proyecto y todo proyecto se define por su fin, no por sus causas antecedentes. Es una elección consciente, aunque no reflexiva. Luego, hay que conocer y conocerse.
Fue así como Sartre propuso un ‘psicoanálisis racionalista‘, al cual llamó ‘Psicoanálisis Existencial‘. Dijo que: “Un ser humano adulto no puede ni debe estar defendiendo sus defectos en base a hechos ocurridos durante su infancia, eso es mala fe” (un autoengaño del paciente) “y falta de madurez” (otra prueba de su citada incomprensión, pues no se trata de ‘defender‘ defectos, sino de develar los factores inconscientes que generan “defectos”).

Su sistema (un método fenomenológico para estudiar “el proyecto original” de una persona, esto es, revelar la totalidad de su impulso a ser; su relación original consigo misma, el mundo y el Otro en la vida de las relaciones internas y de un proyecto fundamental) se basaba en una profunda autocrítica del sujeto. El propósito del psicoanálisis existencial no es la “cura”, como en Freud, sino la captación del propio ser en todas sus posibilidades. No es liberarse del pasado sino reconocer que esa libertad siempre existe. Por lo tanto, el autoconocimiento del psicoanálisis existencial implica reconocer que la propia situación es la de una libertad enfrentada a la libertad de los demás y es responsable de tal situación. Implica, además, admitir la libertad, para “convertirse radicalmente”, pasando de ese modo concreto de ser a otro. Y “el infierno es la mirada del otro” (en la medida en que uno se deje mirar “infernalmente”, nos parece).
Al respecto, vale recordar que Carl G. Young (1875-1961) destacó las “críticas prematuras y superficiales” que le eran efectuadas al psicoanálisis en su época, objetando a los “falsos supuestos de orden filosófico” que imposibilitaban su comprensión (tales como “el dogma de la identidad de la conciencia con la psique”). En particular, la de la existencia del inconsciente: la naturaleza extraconsciente de ciertos procesos psíquicos; lo no sabido: “historias” que están ocultas, que tienen vida propia y actúan en forma autónoma, generando una respuesta emocional, que puede ser intensa y aún sorprendente, también para uno mismo. Acreditada por los sueños (su interpretación), la técnica de la libre asociación de ideas (provistas de sentido), los actos compulsivos o sintomáticos y los actos fallidos propiamente dichos, siendo que todos ellos representan puertas de entrada al inconsciente. Y esto, nos permitimos aseverar, es una evidencia empírica validada por la práctica clínica. No así una construcción teórica irracional, no siendo la idea del acto psíquico inconsciente, como creía Sartre, contradictoria en si misma.
Ello así, independientemente de que uno esté de acuerdo o no con todo o parte de la teoría psicoanalítica (bien estudiada, se entiende, para no caer en un charlatanerismo vano) (El Litoral, 29/6/09), parece difícil negar que el mensaje de Freud siempre fue poco placentero, dado que investigó las zonas más oscuras de la psique humana, afirmando que “mientras no comprendamos nada, nada podremos conseguir”. Aquellas zonas que Sartre nunca atinó a comprender, por lo cual su “psicoanálisis existencial” no sólo no es psicoanálisis, sino que nunca sirvió clínicamente para nada.